El cuero de una especie de sapo de América Latina importada por Australia, donde se convirtió en plaga nacional, es un preciado accesorio de moda en Europa.
La historia nace en el siglo pasado cuando Australia importa al sapo Rhinella marina, una especie gigante tropical que abunda en América central y el norte de Sudamérica, para combatir coleópteros dañinos para la agricultura.
El anfibio evolucionó hasta alcanzar el tamaño de un perro pequeño. Y los defensores del medio ambiente se suman hoy a las autoridades de Australia para eliminar a esta especie “amenaza” para el ecosistema, ya que su ingestión es venenosa para otros animales.
En Europa su cuero es usado por hombres y mujeres en pulseras, cinturones o monederos, teñido en fucsia, turquesa...
Incluso, los de gustos más clásicos sucumben a la tentación de cambiar el oro y las perlas por este amuleto de la era moderna, un sapo de piel cuyos ojos se sustituyen por piezas de vidrio o piedras semipreciosas. La diseñadora polaca Monika Jarosz, de 35 años, trabaja con esta especie en su taller, en el barrio parisino de Belleville.
Ella selecciona un centenar de sapos muertos, aplanados y secos, de 10 a 20 cm de largo, cuya cabeza sobresale como en las antiguas alfombras de tigre. Transformado en monedero, vale unos 220 euros ($ 300), según el país donde se vende, que puede ser Japón, EE.UU., China, Francia y Alemania. El bolso más caro cuesta más de 1.000 euros ($ 1.300).
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